TRIANA, SU BARRIO Y EL MIO

Según cuenta la leyenda, Triana fué fundada por la diosa Astarté (diosa fenicia que representaba el culto a la madre naturaleza, a la vida y a la fertilidad, así como la exaltación del amor y los placeres carnales) que se refugió en esta vera del río Guadalquivir tras la insistencia de Hércules, fundador mitológico de la ciudad de Sevilla, que no paraba de pedirle sus favores a esta diosa del amor.

Si realmente este era el sitio de cobijo de esta llamada Astarté (Esther, Estela o también traducido como Estrella) no es de extrañar que Triana haya sido siempre un lugar atractivo y lleno de energía vital. Y en esta parte del río se han forjado buena parte de las tradiciones folklóricas actuales y de donde vienen muchos de los grandes artístas de la ciudad de Sevilla. Pero eso es fácil de experimentar y vivir cuando uno cruza el Puente de Isabel II, da un paso adelante y se adentra en la Plaza del Altozano o en su histórico Mercado de Abastos. Triana es única, y eso se siente en cada una de sus calles y plazuelas.

Pero en esta ocasión no quiero contar lo muy interesante que es el barrio, ni lo que uno puede hacer o visitar. En esta entrada del blog, me quiero acordar de mi buen amigo Miguel Angel Albi Aparicio y de como yo llegué a Triana por su culpa. Nuestro querido amigo que nos dejó subitamente hace apenas 4 días dejándonos un vacío inmenso y él cual ha sido, es y será un referente en el barrio de Triana para mucha gente y amigos que lo admirabamos.

Gracías a Miguel el barrio de Triana me empezó a conquistar poco a poco y llegué a comprender lo que este suponía para él y en general, averiguar el porqué de la fama internacional que tiene este pedacito de tierra junto al Gudalquivir. Esa manera de ser y vivir, esa admiración pura de sus vecinos por su barrio y sus leyendas. Y de como estos herederos del sentimiento “trianero”, te hacen entender ese concepto de “Triana” a todos los que cruzamos con curiosidad el Río Grande.

Alguno de los muchos encuentros con amigos alemanes en Triana. En la foto: Miguel, Juanjo, Judith, Dirk, Tobias y Pedro

 

Aunque criado en la otra orilla del río, en las calles del barrio del Porvenir, su interés por la orilla trianera del río le venía prácticamente desde la cuna, pues parte de su familia era y había vivido en Triana. Miguel y sus hermanos, con el tiempo, hicieron de Triana su pequeño fuerte y era tal el arraigo que habían creado con el barrio que era difícil sacarles de sus calles. Así hizo que muchos de sus amigos, tuviéramos que declinar en nuestro esfuerzo de tirar de él y acabáramos compartiendo las veladas en su casa de la calle Fabié, en la misma “Peña Flamenca El Bollo”, así como en los diferentes bares que frecuentaba de la calle Pureza, El Altozano o de la misma calle Castilla, dónde vivía en los últimos tiempos.

Como muchos otros llevaron la bandera de Triana allá adonde fueron y en sus años de estudiante de Filología Alemana en la ciudad  de Leipzig (Alemania) o en La Laguna (Tenerife), convirtió a muchos ” insurrectos” a esa nueva fé que promovía que era la del castizo barrio de Astarté. Con lo cual nunca fue extraño ver una conexión tan increíble como, a veces, surrealista entre esos amigos alemanes llegados del Este de las Germanias con los personajes más pintorescos y conocidos del propio barrio.

Su poder aglutinador hizo que durante sus años de vecino en Triana fuera conocido en los puestos del mercado, en los bares, comercios y tiendas por ir siempre acompañado de buenos amigos, muchos de ellos extranjeros, los cuáles comenzaban a vivir de la mano de Miguel, lo que era la esencia y el día a día del barrio. Algunos también comenzaron a experimentar un incipiente interés por nuestra lengua, cultura y folclore. Esa manera de vida tan atrayente para el resto de Europa. Y a pesar de que en los comienzos, muchos de ellos no entendían nada de lo que se hablaba en las tertulias o de lo que ocurría. Simplemente estaban ya enganchados al embrujo de Miguel y su Triana.

La relación entre Alemania y Triana tenía ya un puente conector, cosa que iba a seguir creciendo con el paso del tiempo. Y este puente conector era sin lugar a dudas, nuestro querido amigo Miguel. También su hermano mayor Jose Luis tiene mucho que ver con ésto, ya él que fue el primero en dar el salto desde la Escuela Alemana de Sevilla, al país teutón, arrastrando años más tarde a su hermano pequeño. Entre los dos seguirán manteniendo este puente abierto entre estas dos culturas, que tienen tanto de diferentes como de apasionantes.

Vista del Puente de Isabel II desde la Calle Betis

 

Ahora, cada vez que paso el puente de Triana, me será imposible no acordarme de él, de su amistad y de las miles de historias, anécdotas pasadas junto con esa gran cantidad de amigos que nos hemos conocido gracias a Miguel. Pura esencia de gente buena del barrio, querido por sus vecinos y con un gran batallón de seguidores que le hará siempre homenaje cuando miren al ficus junto al Altozano, beban unas Cruzcampo comentando las millones de anécdotas o miren al cielo para ver que se nos fué…nuestra estrella trianera. Estrella de Triana, que era por cierto, una de las tradiciones que le habían inculcado desde pequeño. Emoción que vivía cada vez que veía a la hermandad trianera en la calle junto con sus familiares y amigos.

Te echamos de menos querido Miguel…y lo seguiremos haciendo cada día de nuestra existencia. Mucho hueco dejas en nuestros corazones ahora que te has convertido en esa esencia de la Triana Pura!!!!!!!. Ahora tu querido barrio, también es el mio.

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